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CENTRALIA: EL NUEVO REFERENTE GASTRONÓMICO Y ARQUITECTÓNICO DE MARACAIBO

Maracaibo necesitaba un gesto arquitectónico que no solo respondiera a una necesidad comercial, sino que simbolizara una nueva etapa para la ciudad. Centralia nace como esa respuesta: un proyecto que combina visión gastronómica, regeneración urbana y excelencia arquitectónica para convertirse en un punto de inflexión en la manera de concebir los espacios privados.

Ubicado estratégicamente en una zona de alto valor, Centralia no es un restaurante, ni una plaza gastronómica tradicional: es un ecosistema pensado para provocar, atraer y conectar. Un núcleo donde tres conceptos gastronómicos coexisten —Tanoshii, Volterra y Polanco— articulados por una misma visión estética y operativa.

Esta convergencia de identidades marca un hito para Maracaibo, porque introduce un nuevo estándar de diseño y experiencia que antes no existía.

Más allá de su valor como destino culinario, Centralia representa una apuesta urbana con impacto positivo: activa la dinámica social, revitaliza la zona donde se implanta y pone en el mapa una nueva manera de hacer ciudad.

La arquitectura no es solo envolvente, es parte del contenido: cada decisión formal, técnica o espacial responde a una intención de marca y experiencia.

En un entorno donde muchos proyectos operan con fragmentación o improvisación, Centralia demuestra lo que puede lograrse cuando se trabaja con orden, método y visión integral. Te contamos todo sobre cómo lo desarrollamos —en alianza con MAT Latinamerica— para convertir una idea ambiciosa en una realidad preparada para operar desde el día uno.

Un solo ecosistema, múltiples experiencias

Desde su concepción, el reto fue mucho más ambicioso que disponer tres conceptos gastronómicos bajo un mismo techo. La visión era clara: crear un ecosistema donde cada propuesta tuviera vida propia, pero donde todas compartieran una misma lógica arquitectónica, operativa y narrativa.

En lugar de replicar modelos de plazas gastronómicas que fragmentan al visitante o dispersan la atención, Centralia propone un recorrido fluido, envolvente y curado. Cada marca —Tanoshii, Volterra y Polanco— ocupa su lugar con autonomía estética y conceptual, pero está conectada estratégicamente con las otras dos: tanto a nivel funcional, zonas de servicio, cocina, flujos de personal. Como experiencial: interacción del cliente, atmósfera común, coherencia sensorial.

El visitante no entra a “tres restaurantes distintos”, sino a una experiencia tridimensional y expandible, donde puede moverse, descubrir y repetir sin que la experiencia se rompa.

Desde la elección de materiales hasta la planificación del sonido, todo está pensado para crear continuidad sin perder carácter. Este es el verdadero valor diferenciador: que en Centralia conviven lo diverso y lo consistente, lo único y lo complementario.

“Centralia es una confluencia de identidades: Tres almas que se encuentran e interactúan entre sí y que permiten una experiencia envolvente a todos sus visitantes.”

Manuel Ball Leonardi, CEO de MAT Latinamerica

El concepto de “confluencia” va más allá de lo simbólico. También representa una inteligencia operativa: cada restaurante comparte infraestructura, logística y visión de servicio. Esto se traduce en eficiencia operativa, reducción de costos y un mayor control de calidad para el operador o inversionista.

Este ecosistema no solo ofrece comida de alto nivel, sino que redefine la manera de vivir el ocio, el diseño y la cultura gastronómica en Maracaibo.

El desafío: diseñar lo diverso sin perder control

Centralia supuso el reto de integrar tres marcas con universos completamente distintos en un solo desarrollo arquitectónico, operativo y comercial. La clave fue gestionar la complejidad sin perder precisión ni coherencia.

La colaboración entre DGLA y MAT Latinamerica fue determinante para articular diseño, ingeniería, procura y ejecución bajo un mismo sistema, evitando fricciones y desviaciones.

Estos fueron algunos de los principales retos que enfrentamos, y cómo los resolvimos:

  • Reto: Cada restaurante requería su propia personalidad espacial sin romper la armonía general.

Solución: Se definieron criterios comunes de distribución y circulación, mientras cada marca desarrolló una identidad arquitectónica única; lo que garantizó una experiencia diferenciada pero fluida.

  • Reto: Coordinar tres cocinas con necesidades técnicas específicas en un mismo bloque estructural.

Solución: Se diseñó una infraestructura de soporte común —extracción, aguas, gases y ventilación— con ramificaciones técnicas personalizadas para cada marca, optimizando espacio y eficiencia.

  • Reto: Mantener fidelidad al diseño original pese a ajustes de obra y equipamiento real.

Solución: Se aplicó un sistema centralizado con controles independientes por área, permitiendo versatilidad sin duplicar recursos.

  • Reto: Evitar retrasos y sobrecostos por gestión dispersa de proveedores.

Solución: Se utilizó nuestro sistema automatizado de control de contratos y logística internacional, sincronizando importaciones desde Europa con los hitos de obra en sitio.

Este modelo de trabajo integral, respaldado por una estructura multidisciplinaria, permitió que cada parte del proyecto avanzara con control y flexibilidad. En Centralia, la complejidad no fue un límite: fue una oportunidad para demostrar cómo construir lo diverso con orden y visión.

Un modelo que convierte visión en certeza

Para proyectos de alta complejidad como Centralia, trabajar bajo un modelo contract no es solo una ventaja: es una necesidad. En lugar de dividir responsabilidades entre múltiples proveedores, diseñadores, contratistas e instaladores, este enfoque concentra la totalidad del proceso bajo un solo interlocutor técnico y creativo, garantizando orden, eficiencia y coherencia desde la concepción hasta la entrega.

La clave está en integrar todas las etapas: diseño conceptual, desarrollo técnico, procura de productos, planificación logística, ejecución en obra e instalación final.

No se trata solo de construir según planos, sino de diseñar sabiendo desde el inicio qué se va a instalar, cuándo y con qué costos.

Esto permite anticiparse a los desafíos. Cada pieza, cada acabado, cada luminaria está definida, presupuestada y validada antes de comenzar. No hay espacio para improvisaciones en obra ni para desviaciones presupuestarias que afecten el resultado final.

Tal como lo expresa Michele Casarín, Director General de Design Group Latinamerica:

“La diferencia es clara: el cliente recibe exactamente lo que vio en la presentación inicial. No hay lugar para improvisaciones ni sorpresas. Cada elemento mostrado —una silla, un revestimiento, una textura— ya tiene un nombre, un precio y una planificación definida. Esa certeza se mantiene de principio a fin.”

En Centralia, esta metodología permitió trabajar con tres marcas distintas de forma simultánea, manteniendo fidelidad conceptual, control presupuestario y cumplimiento riguroso de cronogramas. Las decisiones de diseño estuvieron respaldadas por la logística, y los renders no fueron una aspiración, sino un compromiso cumplido.

El modelo contract no solo resolvió la complejidad del proyecto, sino que lo potenció. Gracias a una estructura de gestión integrada, se logró transformar una visión ambiciosa en una obra terminada con sentido de propósito.

Tanoshii: Sofisticación japonesa con narrativa sensorial

Tanoshii no replica lo tradicional: lo desafía. Desde su concepción como marca, el objetivo fue claro —reinterpretar la cocina japonesa con carácter, provocación y una propuesta estética que no se limita a lo visual, sino que activa todos los sentidos.

Este espíritu definió cada decisión arquitectónica, de diseño e incluso de distribución.

Ubicado en el primer nivel de Centralia, Tanoshii se despliega en una planta principal envolvente donde la barra de sushi protagoniza el recorrido, y se complementa con un nivel VIP en la planta superior, diseñado como un refugio de intimidad sofisticada.

Ambos niveles se conectan visual y sensorialmente, manteniendo una coherencia narrativa que refuerza la identidad del lugar.

El lenguaje espacial parte de la oscuridad controlada: un tratamiento de luces bajas y acentos cálidos genera una atmósfera íntima, casi teatral. Las texturas táctiles —maderas oscuras, piedra natural y metales negros— contrastan con la delicadeza del emplatado y la precisión visual de cada platillo.

Todo fue diseñado para sumergir al visitante en una experiencia envolvente donde el entorno no solo acompaña, sino que intensifica el ritual gastronómico.

Uno de los principales retos técnicos fue lograr una integración funcional entre la operatividad de cocina japonesa (que exige flujos limpios y eficaces) y una propuesta estética exigente en términos de acabados, iluminación y mobiliario a medida.

Cada elemento —desde la acústica hasta la disposición del mobiliario— fue pensado para mantener el equilibrio entre lo escénico y lo operativo, entre lo sofisticado y lo vivible.

En Tanoshii, la arquitectura acompaña la filosofía de una marca que no necesita gritar para destacar.

Volterra: Tradición a la brasa, con mirada contemporánea

Volterra nace de una dualidad poderosa: fuego y tierra. Inspirado en la tradición de la cocina a la brasa, este restaurante convierte el acto de cocinar en un espectáculo sensorial que rinde homenaje al origen zuliano y a la sofisticación gastronómica contemporánea.

El diseño del espacio gira en torno a la cocina abierta, concebida como el núcleo emocional del restaurante. La parrilla se convierte en protagonista escénico, visible desde todos los ángulos, mientras que la distribución del salón permite una circulación fluida, ideal para un alto volumen operativo sin comprometer la experiencia.

Materiales como el hierro forjado, la piedra y la madera fueron seleccionados por su capacidad para transmitir solidez, calidez y autenticidad, creando un ambiente donde lo rústico y lo elegante conviven con naturalidad.

“Lo que queríamos era capturar la fuerza emocional del fuego y llevarla a un espacio que se sintiera íntimo pero imponente. Aquí todo gira en torno a la llama: no como símbolo decorativo, sino como el corazón de la experiencia. Volterra no está diseñado para verse bien en una foto; está diseñado para alinearse con todos los sentidos.”

Daniel Hernández – Gerente de proyectos en Design Group Latinamerica

La iluminación puntual y cálida potencia el dramatismo del fuego, proyectando sombras que acentúan la textura de los materiales y realzan el ritual de la preparación.

Volterra no solo representa una propuesta gastronómica potente; representa el alma del proyecto en su expresión más visceral. Es un punto de encuentro entre lo rústico y lo refinado, entre la tierra y la técnica, entre lo local y lo universal.

Polanco: arquitectura con raíz y emoción

Polanco es una declaración de identidad que elude lo obvio para construir algo más profundo: una experiencia que honra la esencia de México sin necesidad de reproducir clichés visuales.

Aquí, el reto fue claro: diseñar un espacio que emocionara sin saturar, que hablara de cultura sin recurrir al folklore, y que conectara con el visitante desde la elegancia, la calidez y la memoria.

El concepto de marca nos llevó a explorar un lenguaje arquitectónico que, lejos de lo temático, se basara en la sensibilidad del color, la materialidad táctil y la geometría orgánica como vehículos de expresión.

Cada decisión proyectual partió del deseo de crear una atmósfera envolvente: íntima, vibrante y capaz de adaptarse tanto a momentos de celebración como a encuentros personales.

Entre las decisiones clave que definieron el espacio se encuentran:

 

  • La utilización de textiles y revestimientos con fibras naturales que aportan textura sin perder sobriedad.
  • Una paleta cromática terrosa, con acentos cálidos que remiten a la arquitectura mexicana moderna.
  • Integración de arcos y líneas curvas para generar fluidez espacial sin perder orden ni jerarquía.
  • Un sistema de iluminación tenue y modulada, que destaca los materiales sin interferir en la experiencia sensorial del comensal.
  • Zonificación clara pero no rígida, que permite distintos usos del espacio sin fragmentar la narrativa del lugar.

Todo en Polanco fue diseñado para resonar emocionalmente. La disposición del mobiliario, la relación entre zonas públicas y privadas, la acústica y hasta los ritmos de circulación fueron pensados como parte de una coreografía silenciosa que eleva la experiencia gastronómica.

Este restaurante, más que un local, se convierte en una extensión de la marca que lo habita. Un espacio que representa con madurez lo que significa reinterpretar una herencia cultural sin simplificarla.

Centralia como caso de éxito: ¿Qué valida este proyecto?

En un entorno donde la mayoría de los proyectos comerciales enfrentan retrasos, improvisaciones o sobrecostos, Centralia destaca por haber cumplido exactamente con lo prometido.

No solo abrió en la fecha prevista, sino que lo hizo con tres conceptos listos para operar, en paralelo, bajo una experiencia de alto estándar técnico, funcional y estético.

Este resultado no fue casual. Fue el reflejo de una estrategia de ejecución que combinó diseño, procura, obra e instalación bajo un único sistema de control.

El cliente no tuvo que lidiar con múltiples proveedores ni resolver imprevistos de último minuto: cada elemento —desde un revestimiento hasta un mobiliario— ya estaba previsto, presupuestado y planificado.

La eficiencia no solo se midió en cronogramas. También se evidenció en la optimización del presupuesto total, minimizando fricciones y evitando rehacer procesos.

Esto permitió invertir donde realmente aportaba valor, sin sacrificar calidad ni identidad.

A pocas semanas de su apertura, Centralia ya se ha posicionado como uno de los polos gastronómicos con mayor afluencia en Maracaibo. Más allá de los números, lo que valida este proyecto es la solidez de su ejecución y el hecho de que, desde el primer día, empezó a operar como fue concebido.

Lo que Centralia enseña a quienes construyen con visión

Cuando un proyecto logra unir arquitectura, negocio y experiencia sin perder el control, hay algo que vale la pena estudiar.

Centralia no es solo un logro arquitectónico: es un modelo probado de cómo ejecutar espacios comerciales con visión estratégica y resultados tangibles.

Para desarrolladores gastronómicos e inversionistas comerciales, este proyecto demuestra que no basta con tener una buena idea: se necesita una metodología capaz de materializarla sin fricción.

Aquí, cada restaurante mantiene su identidad sin interferir con el otro, y la ejecución fue precisa, ordenada y rentable. Eso no ocurre por azar, sino por estructura.

Diez aprendizajes clave que deja Centralia en el desarrollo de estructuras en Maracaibo

  1. La conceptualización no puede desligarse de la ejecución. Diseñar y construir deben formar parte del mismo proceso para evitar incoherencias entre idea y resultado.
  2. Un solo interlocutor técnico-creativo minimiza errores. Reducir la cantidad de actores mejora la comunicación, acelera decisiones y evita sobrecostos.
  3. La claridad desde el día uno ahorra recursos. Cuando los materiales, proveedores y cronogramas están definidos desde el inicio, se eliminan improvisaciones que encarecen el proyecto.
  4. Los espacios gastronómicos necesitan pensarse desde la operación. No solo deben ser visualmente atractivos, sino funcionales en cocina, circulación y servicio.
  5. Cada marca debe tener su propio lenguaje espacial. La identidad de cada restaurante se traduce en atmósferas distintas sin romper la coherencia general.
  6. Un cronograma bien gestionado protege la inversión. Centralia abrió según lo previsto, evitando pérdidas por retrasos.
  7. Lo sensorial también se diseña. Luz, textura, acústica y materiales se eligieron para provocar sensaciones, no solo para cumplir funciones.
  8. La colaboración entre arquitectura y gestión es vital. La alianza con MAT Latinamerica permitió integrar diseño, obra e instalación sin fisuras.
  9. Los imprevistos se previenen, no se improvisan. Un sistema contract sólido contempla márgenes de riesgo sin alterar el control del proyecto.
  10. Una experiencia comercial comienza mucho antes de abrir. Desde los renders hasta la entrega final, todo debe comunicar la misma promesa de marca.

Centralia no es una excepción, es una referencia. Y su mayor valor está en demostrar que construir con orden, visión y propósito sí es posible.

Centralia no es solo un espacio gastronómico; es la prueba de que cuando diseño, operación y visión comercial trabajan juntos, es posible transformar una idea ambiciosa en una realidad funcional y memorable. Cada decisión tomada en este proyecto respondió a una estructura precisa que priorizó tanto la experiencia del usuario como los objetivos del negocio.

Contáctanos y exploremos juntos tu próximo proyecto comercial.

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